¡BIENVENIDAS/OS!
Esta es una muestra construída colectivamente con registros personales de estudiantes, profesores, trabajadores nodocentes, vecinos de nuestra comunidad y otros de más lejos que aportaron desde distintos lenguajes artísticos impresiones, reflexiones y sensaciones vinculadas a estos tiempos de pandemia.
CerrarAlberto ENRIQUE (Participante cursos UPAMI-UNPAZ)
REFLEXIONES de HISTORIA EN CUARENTENA
Las reflexiones de situaciones tan extremas que trae esta pandemia -cuya historia se puede abordar desde una línea de tiempo porque aparece recurrentemente -como en las profecías bíblicas o en apocalipsis, así aparece desde la era precristiana hasta nuestros días.
Las causas pueden determinarse siempre con las transgresiones entre humanos y naturaleza, pasan del animal a los humanos que son los portadores o hilos conductores y la sustentación del mal es la falta de higiene, el hacinamiento, la pobreza extrema y la falta de infraestructura urbana.
Los sectores de bajos recursos es donde se diseminan, pero siempre apareció una vacuna que sirvió para soslayar el mal pero siempre necesitaron atención medica porque no se han erradicado y vuelven cuando ya pareciera que es un mal del pasado.
El riesgo está latente por esa lógica capitalista en el auge de la industrialización alimentaria sobre la base de pesticidas, agrotóxicos cancerígenos que a mediano o largo plazo matan en la misma ecuación que la pandemia.
Nuestros sistemas de comunicación tienen que dejar de ser tan verticalistas para que se pueda ejercer el derecho a replica desde donde pueda surgir el conocimiento popular y no la manipulación social de los que se arrogan ser los “formadores de la opinión pública”.
Nuestro país cambiara cuando tengamos verdadera justicia y escuelas publicas de calidad y no simples espacios donde se reproducen la ignorancia por falta de todo tipo de recursos, es menester esto ultimo paras que alguna vez volvamos a salir al concierto de las naciones sin temor a que ningún cipayo entregue nuestra soberanía.
Alberto ENRIQUE, DNI 5.540.355, 72 años
Cerrar"No es natural"
Aldana Acosta
Participante talleres de extensión UNPAZ
Brenda Almeida
Trabajadora nodocente UNPAZ
Bitácora de cuarentena
Día 42
Intentamos no caer, no engordar, entretenernos, aprender. Intentamos. Sobrevivimos en una casa con streaming, memes, comida, sueldo y afectos. Vivimos sin violencia en casa pero con violencia e individualismo de vecinos que no quieren una salida colectiva y están contentos con la Gendarmería a caballos por el barrio aledaño a Campo de Mayo . No importa si el de al lado no tiene ingresos ni cómo estará la familia que pide en el tren, ¿para qué? si son pobres porque quieren. En cuarentena las madres destetamos y despañalamos, tenemos tiempo, pues todo lo que tenga que ver con el crecimiento de las infancias está condicionado al tiempo capitalista que nos estructura y organiza la vida.
La contaminación y los delitos disminuyeron, los accidentes de tránsito no ocurren, el planeta descansa; en cambio, los femicidios aumentan y el maltrato infantil está al alcance de la mano. La pandemia enseña que las desigualdades son más profundas de lo que creíamos. Llegó para que, quizás, no seamos lxs mismos. Algunxs tendremos más conciencia sobre los privilegios, otros seguirán en sus casas frente a la televisión y olvidarán que en pandemia exigían solidaridad. Se distraerán con la farándula o volverán a pedirle a la expresidenta que devuelva el PBI que se robó. Mas la pobreza estructural, las escuelas, los centros comunitarios, las madres y la carga mental de cumplir con la heteronorma, el personal de salud y lxs trabajadores seguiremos igual, resistiendo. Porque intentando vivir sobrevivimos y resistimos, porque en la resistencia está nuestra victoria.
Día 130
La cuarentena sin fin pasó todas las etapas. Mientras estoy escribiendo y extrañando alguna marcha, recuerdo que se realizaron algunas diciendo que la pandemia no existe. ¡Qué irónico!, si hace poco un viejo amigo murió a causa del Covid.
En mi barrio hay muchas ollas populares hace dos meses y así como aumentaron las ollas, aumentaron los casos positivos.
La violencia no se queda atrás, el odio puede más. Barras bravas, policías y vecinos en unidad contra los más débiles. La gente sigue sin entenderlo y están siendo victimarios de quienes menos tienen. Los pibes no nacen chorros, a los pibes los hacen chorros cuando los excluyen. Sin embargo, los excluídos se sienten algo parte cuando con el IFE o la tarjeta alimentar van al supermercado y pueden comprar yogur y galletitas para sus hijos. Pero ahí, en ese momento de las compras mientras los miran mal el resto de los consumidores, puedo ver parte de la justicia social que reciben y no podemos dejar de defender. Así vuelvo a mi casa contenta, sabiendo que ese día, un niño o una niña va a ser feliz.
Tópico: Familia y afectos
Las hamacas que esperan a las familias, a los amigos y amigas, a los juegos y a la imaginación.
Plaza San Martín del Barrio Mattaldi, Bella Vista.
Orellana Paola E
Estudiante UNPAZLA GUERRA DEL SIGLO
LA GUERRA DEL SIGLO
Lo que a continuación van a leer parecería un extracto sacado de La Peste de Albert Camus o de la Danza de la Muerte de Stephen King. El mundo entero hace varios meses lucha contra un virus mortal el cual se ha llevado miles de vidas y seguro mientras escribo estas líneas ha ganado algunas más, son millones de personas que luchan por su vida y somos muchos soldados vestidos de blanco que acompañamos en esa pelea constante , millones han caído, seguramente muchos más caeremos en esta guerra, es muy abrumador y estresante el saber que a pesar del esfuerzo que hacemos día a día vamos perdiendo más vidas , el ver caer a quienes luchan de nuestro lado nos lleva a pensar que ningún esfuerzo es suficiente en esta batalla , es duro ver aquellas personas que pierden su vida en soledad, esos abuelos que no podrán acariciar a sus nietos, esos padres que no podrán abrazar a sus hijos, esos hijos que no podrán compartir sus últimos instantes de vida junto a sus padres, el sufrimiento y el dolor conviven con quienes dedicamos nuestra vida a ayudar a los demás en los momentos de enfermedad, naturalizamos la muerte como parte de la vida, sin embargo, todo esto nos moviliza, nos sensibiliza y nos duele. Esto se replica en cada vida que se apaga y nos hace sacar fuerzas de donde ya no tenemos para seguir, nunca vamos a abandonar esta batalla, es para lo que nos hemos preparado.
Quienes estamos de pie poniendo el cuerpo y el alma en esta lucha históricamente hemos sido menos preciado, desvalorados, nunca se nos reconoció como profesionales a pesar de que pasamos toda nuestra vida estudiando y capacitándonos, hemos tenido más de un empleo para poder llevar el sustento a nuestras familias, muchos dejaremos nuestra vida en esta lucha, sin embargo seguimos de pie dando una esperanza de vida al mundo, tratando de buscar una solución a este tormento.
Quienes estamos de pie lo hacemos por que amamos y valoramos la vida por sobre todas las cosas y porque creemos que llegara el momento de salir detrás de esos retazos de tela que tapan nuestras bocas y nos aíslan, para reencontrarnos y gritarle al mundo entero que por fin hemos ganado la batalla.
Orellana Paola E.
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Mariel Gimenez
Docente UNPAZEXTRAÑOS DÍAS
EXTRAÑOS DÍAS
Primeros días de marzo. Muy a mi pesar las vacaciones van quedando atrás. Llega marzo y el trabajo a full. Cuando de repente algo cambia. COVID 19, aparece tan lejos en el mundo que pienso, acá no va a llegar. Los días y las cosas pasan muy rápido. El primer caso en Argentina, las terribles imágenes de los que mueren en Europa, no puedo verlas, realmente no puedo verlas, no sé si es más fuerte el miedo o el dolor que me producen.
Cuarentena…temor, aprendizaje tanto aprendizaje, cuidado, ansiedad, angustia y puedo seguir y seguir. Sí, pasé por todos los estados, lloré, me preocupé, pensé que todo era un invento; me olvidé del Covid, me angustié por los que quiero, agradecí no estar sola, enloquecí por compartir con mi familia las 24 hs, necesité usar mis abrazos, maldije un millón de veces a la tecnología, agradecí dos millones de veces cuando lograba entenderla y podía avanzar.
Y seguí un poco porque la velocidad de la demanda me obligaba, pero sobre todo porque no soy de las que abandonan. También porque sabía que del otro lado estaban los chicos, mis estudiantes; cada uno con sus propias batallas personales pero todos apostando a estudiar a pesar de las mil dificultades y del Covid.
Algunos días me olvido que afuera todo es tan complicado y otros días la realidad me sacude un poco y extraño el primer café del día en la Uni en el silencio de las aulas bien temprano (defecto profesional, las instrumentadoras siempre llegamos primero), extraño mirar a los ojos a mis estudiantes y saber cuál es el momento justo donde empieza a aburrirles lo que estoy dando. Extraño mucho, ese “profe” que resuena tanto en mis oídos como en mi corazón cuando camino por la UNPAZ.
Si, lo sé muy bien, esto no es lo que queríamos para el 2020, pero es lo que nos tocó, por suerte estamos de pie, algo magullados sí, pero podemos SEGUIR cada uno con sus propias batallas.
Hasta que volvamos a encontrarnos a compartir dudas, risas y técnicas quirúrgicas…hasta que volvamos a vernos en la UNPAZ nuestro punto de encuentro, nuestra otra casa…Tiro al aire mi deseo más profundo: Todo va a estar bien, Todos vamos a estar bien.
CerrarMaría Ester García
Vecina José C. PazDESCUBRIMIENTOS
DESCUBRIMIENTOS
En estos días algunes tratan afanosamente de descubrir una vacuna que nos permita descender del Arca de Noé, tras este nuevo diluvio universal. Otres trabajamos por video llamadas, incrementamos saberes por zoom y hasta nos animamos a acomodar placares, tratando de tirar cosas que vuelven reacomodadas. Revisando cajas de fotos que estaban guardadas muy atrás en el tiempo, en la memoria y en el placard, encontré las de los veranos con las amigas adolescentes, la de Bernardo, el del primer beso. ¡Hasta el nombre de aquel chico hoy evoca el olor a naftalina! En la vertiginosa mezcla de imágenes, apareció una bonita fotografía en blanco y negro, dedicatoria escrita en cursiva con muy linda letra y fechada en octubre de 1942. Mi madre caminaba luminosa, sonrisa amplia, vaporoso vestido primaveral, rostro juvenil. Más tarde supe a qué se debían la luz y la risa. En el reverso decía: “Mi amor: Te envío tu encantadora figura. Cuando la revelé reviví esa maravillosa tarde. Reíamos, dichosos y enamorados. Por mi insensatez, vuelvo a pedir que me perdones. Deseo verte, darte tus otras fotos y juntos compartir muchos días de felicidad. Te espero con ansias”. Firmaba: “El rey que rabió”.
¡Tal descubrimiento produjo un vendaval de cavilaciones y sentimientos! Comprendiendo que mi padre aún no la había conocido y que yo había nacido 6 años después, inquirí telefónicamente a la prima de mamá. Isabel, con sus “encuarentenados” 89 años, fingió no saber nada . ¡Cómo si fuera a traicionar a mi madre, muerta hace años!. Ante mi insistencia, contó que aquel novio era tan buen fotógrafo como celoso y arrogante, que ella lo había dejado sin rescatar nunca las fotos de aquel día. Con picardía agregó: “ Marina era muy linda y tenía varios pretendientes, pero se casó con el mejor, un tal Alberto, fueron felices y comieron perdices . Conocés bien a ese hombre”. No pregunté nada más. Sólo tenía importancia haberlos recuperado así, juntos y protectores, en el recuerdo de la infancia.
Inesperadamente, como llegó el virus, estos días se llenaron de sol. Una vez más en nuestra tierra, la esperanza ganará una partida al dolor.
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Mariel Giménez
Docente UNPAZAPRENDER SIEMPRE APRENDER
Hace unos días en alguna red social preguntaban ¿Qué aprendiste en cuarentena? Las cosas más simples y las más descabelladas aparecieron y entonces pensé que aprendí yo en cuarentena. Y me día cuenta que la cuarentena me enseño a extrañar, sí a extrañar de una forma nueva, diferente.
Extraño el olorcito de la casa de mi mamá, extraño su voz a pesar de que hablamos por teléfono todos los días. Extraño las cenas con mis amigos del alma, esas que tardamos muchos días en organizar pero que cuando lo logramos las disfrutamos a full. Extraño pisar las hojas secas en otoño con mis hijas, nos encanta escuchar el ruido. Extraño los abrazos apretados que les doy a mis sobrinos, esos que no terminan nunca y ellos se aguantan siempre con alguna protesta. Extraño salir porque sí y volver a salir porque me olvidé de algo o simplemente porque sí.
Extraño salir corriendo a darle una mano a mi hermana, porque está algo complicada, porque le tocó difícil esta cuarentena. Extraño las reuniones familiares esas donde se habla fuerte y se come mucho y se quiere mucho más todavía. Extraño a mis Amigas aunque seguimos trabajando y creciendo juntas, nos vemos por Zoom y nos seguimos conectando profundamente sin tener ninguna tecnología de por medio.
Extraño las charlas, mate o café de por medio, con mis compañeros de la UNPAZ hablando a veces de temas académicos y casi siempre de cosas no tan académicas.
Extraño trabajar en el hospital sin doble barbijo, sin máscara facial, extraño tanto poder darle la mano a los pacientes para que no se sientan tan solos en un ambiente tan limpio y frío como mis queridos quirófanos. Extraño recorrer sin distancia y tantos cuidados los pasillos del hospital como lo hago hace veintitantos años, y charlar con mis compañeros de las cosas de la vida, las simples
En la cuarentena aprendía a extrañar. Aprendí a guardar todos los abrazos que quise dar en estos ciento y tantos días, aprendí que se pueden festejar los cumples todos juntos, aprendí a querer fuerte a la distancia, a charlar prestando atención a lo que al otro le pasa, aprendí que me encanta ser instrumentadora por lo que puedo hacer por los demás a pesar del COVID, aprendí lo genial que es ver a los ojos a mis estudiantes para medir lo que les pasa y cuando es el momento de darles un recreo. Aprendí y espero seguir aprendiendo siempre
Cerrar"Cuarentena y vida cotidiana 1"
Yamila Carbonel Paredes
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
"Cuarentena y vida cotidiana 2"
Wanda Melina Quinteros
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
"Cuarentena y vida cotidiana 3"
Soledad Zunino
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
"Cuarentena y vida cotidiana 4"
Silvina Ojeda
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
"Cuarentena y vida cotidiana 5"
Patricia Ibañez
Estudiante UNPAZ
"Cuarentena y vida cotidiana 6"
María Eugenia Noguera
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
"S/N"
Ivan Benegas
Artista urbano
"Cuarentena y vida cotidiana 7"
Analía Quinteros
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
"Cuarentena y vida cotidiana 8"
Aldana Romero
Estudiante Trabajo Social UNPAZ
Verónica Leyes Castro
Escritora y columnista en CRUDX REVISTAEL VESTIDO
EL VESTIDO
Cuando llegué me senté en la sillita de siempre.
Solía darla vuelta, para no tener que verte a la cara mientras te hablo sin parar, como una idiota. Y con el brazo recostado sobre la mesa, todo empezó como de costumbre.
Pasaron varios minutos, y no me percataba.
Hacía semanas te gustaba jugar con algo mientras conversabas conmigo. Pero desafortunadamente, hoy fueron mis lentes.
Los había dejado callados, apoyados sobre tus papeles. Y en algún momento los tomaste, ansioso. Para retorcerlos entre tus dedos.
Yo no sé qué manía te agarraste. Pero el ruido que hacías me desconcentraba y una vez hasta me dió risa.
Y te lo dije… que parecía que ese día pasabas por la vida, sin más preocupaciones. Pero en realidad, creo que tenías unas ganas terribles de acariciar alguna cosa, y te desquitabas con lo primero que alcanzaba tu mano.
La cuestión es que al rato empecé a sentir un olor raro. Como un vaho chamuscado, que trepaba por mi hombro.
No nos habíamos dado cuenta, ninguno de los dos.
Pero a través de los lentes pasaba un rayo de sol que entraba, como un verdugo por la ventana.
No vimos el pequeño punto de luz, sobre el vestido, sino hasta que fue tarde.
Y cuando el ardor me hizo girar la cabeza, una llama despertaba, y se comía la pechera.
Bruta desesperación nos agarró ¡ Fue tan cómico! Vos no sabías si soplarme o pegarme con tu campera, y yo giraba en círculos tratando de sacarme el vestido.
La primera vez que te iba a ver con un vestido. No puedo decir porque lo elegí. Será que las flores hacían juego con la primavera que despuntaba a mitad de la mañana. O solo porque era ceñido y a mí me gustaba tanto… ay! Me gustaba tanto mi vestido.
Pero en el caos me arranque los botones, y lo deje caer, mientras miraba atónita como se consumía.
Así me quede.
Dándote la espalda.
Desnuda y asombrada de lo que acababa de pasar.
Vos atrás mío, hecho un fantasma, blanco y mudo.
Miré la hoguera unos segundos, y entonces torcí el cuello, como en una película de terror, y de verdad te debe haber aterrado mi mirada, porque tus ojos se agigantaron y tragaste saliva.
-
Conoces el término “emoción violenta” ?
-
Si – me dijiste … ya achinando la mirada marrón.
- Estoy a punto de tener una.
Y ya sin poder contenernos, entre las sillas corridas, y el humo y las cenizas del vestido que volaban, con alguna flor aún en ellas, nos echamos a reír.
Nos pusimos rojos, nos escuchó todo el lugar. Nos estallaba la boca, se nos desencajaban los pulmones y la garganta nos dolía. Reímos hasta no dar más. Hasta que salieron lágrimas y se nos acabó el aliento.
Entonces nos miramos otra vez.
Esta vez, callados.
Me diste esa mirada profunda que me revoleas por la cabeza a veces, usualmente si estás enojado. Me viste, y yo, que ya había sido incendiada, ahora me volvía arroyo.
No hubo nada que decir.
Vos te acercaste, y dudando un poco me acomodaste un rizo tras la oreja. Y yo no pude más que abrazar tu cintura y dejarme llevar por la calidez de tu cuerpo, que me cubría como una sombra.
Nos besamos.
Solo eso.
Pero puedo asegurarte que en ese preciso instante entendí, y sentí en cada rincón de mi ser y en mis miembros, que yo no sabía nada de la vida, no sabía de besar ni de hacer el amor, ni de amar a alguien. Nuca había tenido la más pálida idea de nada, hasta esta bendita tarde, en la que sin querer, me prendiste fuego.
Verónica Leyes Castro.
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Mirta Noemi Ibarra
Vecina José C. PazValorar lo verdadero
Eje temático: familia y afectos
Valorar lo verdadero
Reflexionando sobre cómo estoy pasando la pandemia, me encuentro- además de, lo de costumbre: en las tareas diarias de mi casa- re-leyendo libros donde encuentro otras cosas, cosas distintas ¡que sólo se encuentran releyendo!,
Haciendo almácigos de verdura para trasplantar, también sembrando y trasplantando flores. Me sirvió de mucho haber ido dos años a la Universidad de José C. Paz a las clases de “manos a las plantas” y reconocer una verdadera conexión con la energía de la naturaleza. Por suerte mi hijo menor vive conmigo y él se encarga de todo lo que hay que hacer fuera de casa. ¡La buena música y mis plantas me acompañan!
Por otra parte, tuvimos una situación difícil en mi familia, cuando a uno de mis hijos le diagnosticaron positivo de coronavirus, se había contagiado en e trabajo y debía ser internado. Fue entonces que sentí la verdadera dimensión de la Pandemia: dolor, impotencia, la soledad en la que quedan los pacientes que solo se pueden comunicar por teléfono, incertidumbre, la interminable espera…. fueron tres semanas y la inseguridad en lo desconocido, en una sensación extraña que por momentos uno no sabe cómo manejar.
Gracias a Dios mi hijo volvió a su casa para terminar su recuperación y creo que en unos días retoma su trabajo. Un coletazo de la pandemia nos alcanzó y no puedo decir que estamos a salvo porque no termino todavía.
Esta prueba es muy grande a nivel humano, porque depende de cada uno. El “cuidado” que todo el tiempo nos indican los que saben, ser por sobre todas las cosas RESPONSABLES, creo que esta palabra debería adquirir la verdadera dimensión que tiene en circunstancias como ésta, valorar el verdadero sentido de cada palabra y en consecuencia respetarla.
Tal vez esta situación extrema nos obligue a poner atención en esos valores y nos quede como algo positivo.
Mirta Noemi Ibarra, DNI 5.267.853, 74 años.
CerrarMiguel Angel Gorokovsky
Jubilado, entrenador y multiplicador literarioCoditos
CODITOS
Habíamos terminado de cenar. Entró de improviso a mi pieza Eve, mi hija “la esencial”, como la llamo. Trabaja en un Hospital Provincial y está en emergencia total. En esta pandemia solo saco a mi perrito a pasear un par de cuadras y de paso, airearme un poco, con todos los cuidados. Por mí y por los demás, no quisiera pasarle a nadie los virus, la solidaridad ante todo. Ella se va muy temprano, mucho antes de que yo me pueda despabilar y regresa a última hora.
Así que me encargo de las tareas de la casa y de hacer de vez en cuando, un poco de gimnasia. Había regresado de mi paseo con mi mascota y encendido la compu. Tenía clavada en la pantalla aquella foto que todos recordamos del mundial con el abrazo del alma. Fue una foto histórica y ese triunfo uno de los momentos deportivos más recordados por todos, incluida la sensación de la unión firme de todos y los millones de abrazos que se desparramaron por todos lados en los festejos. Y esa foto me recuerda siempre que también el alma abraza cuando no se puede hacer de otro modo. Y me encontró mi hija abrazándome muchas veces a mí mismo con toda la fuerza que podía.
Quedó un momento en silencio, mientras de reojo miraba la foto y luego dirigía su vista hacia mí. Cuando nos recuperamos, comenzó a recordar los momentos vividos juntos a toda la familia en aquellos instantes felices de aquel mundial. Creo que quería desviar un poco la atención sobre lo que yo hacía, pero de pronto me pregunto el porqué de los abrazos a mi propia humanidad.
No podía mirarla en ese momento y alcance a balbucear que siempre quise abrazar a aquel aficionado que abrazaba con el alma y estaba también abrazando ahora, a nuestros familiares y otros conocidos y a todos los que han partido en esta pandemia y que ni siquiera han podido tener la compañía de los suyos. No pude seguir hablando. No pudimos seguir hablando. Puso el codito al alcance del mío y nos despedimos hasta la noche siguiente. Creo que mañana va a ser un hermoso día y tengo muchas cosas por hacer. Pero no esperaré hasta entonces, iré ahora mismo y le diré muchas veces que la quiero.
CerrarInés María Cristina Lugrin
Participante cursos UPAMI-UNPAZMi enemigo oculto
Eje temático: Comunidad, organización y solidaridad
Mi enemigo oculto
Comienza el año 2020, como todos los años se inicia con mucha felicidad, esperanza, sueños….luego empezamos a escuchar y ver que en territorios asiáticos y europeos circulaba un nuevo virus procedente de China- por esos momentos no era de preocupación en América- pero veíamos como nuestros hermanos morían sin poder despedirse de lo más querido: su familia.
De pronto, en el mes de marzo llega a nuestro país, ya estaba entre nosotros este virus llamado COVID 19, también conocido como coronavirus. Desde ese mismo momento tenemos un enemigo oculto, que trae mucha incertidumbre: ¿Cómo cambiará el mundo?
Mi esperanza es que no haya más enfrenamientos entre países, esos que dicen ser “países poderosos”, que los dirigentes políticos se respeten y que haya un dialogo buscando la paz y la libertad; ya que todos los seres humanos soñamos con esas condiciones: Paz y Libertad.
Mi pequeña esperanza y sueño -no sé si me enemigo oculto me lo permitirá- es volver a abrazar, besar y salir en libertad. Abrazar y besar a mis hijos, mis nietos, hermanos, sobrinos, amigos…
Soy una persona de mucha fe y, sé positivamente, que hasta que no nos perdonemos los unos a los otros el mundo no cambiará, busquemos la forma de amar al otro dejando los defectos de lado y dialogando con respeto, así creo que lo que sucede con el virus quedará para la historia futura.
Inés María Cristina Lugrin, DNI 5.775.809, 72 años
CerrarGiusti MariaInés
Estudiante UNPAZ.Los mates de Mamá
“HISTORIAS DE CUARENTENA”, eje temático: “Familia y Afectos”, Autora: Giusti MariaInés, Estudiante de Abogacía, UNPAZ.
Los mates de Mamá
Llegó el día, es el único examen que le van a tomar de forma oral. El resto fueronescritos y, hasta ahora, todo aprobado. Pero es la segunda vez que cursa estamateria, y ya conoce al profesor, sabe lo que le espera. “Se nota que sabes, pero tefalta aprender a expresarte” le dijo la última vez.Hace dos días que no duerme, dando vueltas en la cama, imaginando situaciones,pensando qué le puede llegar a preguntar.Se levantó bien temprano a repasar.
No quiso ni desayunar. No sabe a qué hora leva a tocar a su grupo. Se acuesta, se sienta, da vueltas por la habitación revisandola pagina cada 5 minutos por miedo a que no le haya llegado la notificación.Empezó. Llaman al primer grupo. Habla con sus compañeros. Todos charlan, muynerviosos, repasan temas, resuelven dudas, se apoyan y dan ánimos. Ningunodurmió bien. Pero no importa, vamos a esperar. Una hora y media después, elprofesor llama a otro grupo. Hay que esperar.Llega el mediodía, y aún nada. Empiezan a pasar los vendedores ambulantes ypersonas pidiendo alimentos. La situación está difícil desde que empezó lacuarentena.
Los perros ladran. El vecino, que está arreglando su casa, comienza agolpear la pared. “Dios!, con este ruido va a ser imposible”, el nudo en el estómagootra vez. Hay que esperar.Tiene que comer algo, pero no puede probar más que unos cuantos bocados. Ya noda más del cansancio. “Si hubiera sido escrito como los otros integradores, ya lohubiera hecho hace horas”...piensa. Hay que esperar.
El dolor de cabeza aumenta con el paso de las horas, y los mareos por el sueño y elhambre son más intensos, pero no puede moverse de al lado de la computadora. Sino se conecta cuando la llaman le queda ausente. No vale quejarse, hay queesperar. Con el ruido del vecino, con el ladrido de los perros, con la ventana cerraday a oscuras para tratar de que haya menos ruido. “Así no se puede”, piensa. Lossentimientos y la angustia se acumulan.
Hay que esperar.Son las cinco y media.”Hice mate, ¿querés?” dice su mamá, golpeándole la puerta.Hace más de 7 horas que está esperando y no hay noticias, no hay horario, no sabecuándo le va a tocar. No comió, ni durmió. Las lágrimas en los ojos por la bronca,por la espera, la incertidumbre, el dolor de estómago por los nervios acumulados.El primer mate calentito le quita el frío, “ya está, lo das en diciembre” piensa ydecide dejar de esperar. “Hasta acá llegué”.Abre la ventana para que entren unos rayitos de sol y un poco de aire en lahabitación. Una charla con mamá, un mate calentito, y el mundo vuelve a brillar...Decide secarse las lágrimas, respirar hondo, dar por terminado el cuatrimestre,cerrar la computadora y declararse ausente. Dió todo lo que pudo dar.A veces, hay que priorizar ylos mates no se negocian.
CerrarLibertad Margolles
Vecina José C. PazLibertita las de las patitas flacas
Había una vez una nena muy hermosa que se llamaba Libertad, el pelo largo hasta la cintura y unas piernas flaquitas y muy movedizas. Era tan alegre, divertida, charlatana y buena, rebuena, que tenía muchos amigas y amigos. Con ellos se juntaba en su casa o en la de ellos y a veces se quedaba a dormir, o iban al parque, al cine o simplemente tenían charlas sentadas sobre una piedra. La escuela le encantaba pero había aprendido que debía quedarse quietecita y escuchar a la maestra, así que ella tenía que sujetar sus piernas bailarinas para que no se fuesen al patio cuando no había recreo o se fueran a sentar en otra mesa para charlar con Camila. La verdad, es que lograba sujetarlas casi todo el tiempo que duraba la clase, aunque alguna vez se pararon por su cuenta al lado de la seño y ante la pregunta qué pasa Libertad, tuvo que mentir y decir que necesitaba ir al baño. ¡Ese día no había logrado que sus piernas se quedaran quietas! A veces llegó a sujetarlas con un elástico, sí, el mismo que usaba para saltar. Pero... pero... llegó el COVID y puso el mundo patas arriba o patas abajo como se prefiera. Y Libertad, la amiguera y salidora, de pronto se encontró encerrada. Sí, no podía ni asomarse a la vereda. No podía ir a dormir a la casa de Viole. No podía, no podía, no podía. Todos eran más NO que SI.
Primero se enojaba un poco y al rato pintaba, bailaba, escalaba por los marcos de las puertas. Otro día probó adivinar, también anduvo cocinando, peleando con su hermana, escuchando cuentos, enojada con su mamá, enojada con su papá. Contenta cuando la clase de danza por youtube o que le leyeran un cuento.
Y así iba de la alegría al enojo. Hasta que un día se sumaron los enojos, como cuando hacemos sumas, 1 más 1, 2 enojos, 2 enojos más 4 enojos, dieron 6 enojos, más otros 6 sumaron 12 enojos y ya en el día 60 de su encierro con 554 enojos sumados. Ellos, los enojos y enojitos, estallaron en un llanto incontrolable, lágrimas y lágrimas inundaron el cajón de los juguetes; inapetencia, ojitos tristes y las piernitas bailarinas se negaban a bailar o ir al baño.
Preocupados, los adultos salieron a buscar si había alguna vacuna o un jarabe; la abuela apeló a comprarle chocolates, también probaron con retos y penitencias y hasta lograron remontarla como un barrilete para que viera que todos los niños estaban encerrados en sus casas. Pero no y no, ella no podía ponerse a cantar, bailar y jugar. Pero, en los cuentos siempre encontramos un pero, llegó el mago de Oz, acompañado de doña Catalina y de doña Manuelita, los tres escondidos bajo un gran sombrero le prepararon una poción mágica con un poquito de cilantro, menta, chocolate y humo negro. A ella le dio un poco de asquete tomar eso que le daban y se negaba cerrando su boquita en trompita, pero en eso el payaso plim plim elque se pincha la nariz, la hizo reír y al abrir la boca el mago le dio la pócima. Ese preparado mágico no era tan bueno, ni efectivo. Y saben por qué, recién tres días después cuando todos creían que habían fracasado y el mago se tiraba de los pelos, doñaCatalina revisaba el cilantro para ver si era o no era cilantro y Manuelita se comía el chocolate. Libertad poquito a poco volvió a danzar, pintar, leer y hacer todas las cosas que le gustan y otras que no tanto pero igual hay que hacerlas (como las tareas de la escuela).
Todos los días se toma una cucharita de té de la lata de “PACIENCIA” que le dio doña Catalina y espera que el mundo se enderece y se abran las puertas de su casa poquito a poco. Sabe que sus amigues la están esperando para volver a jugar,cantar y bailar y andar por los aires con mucho donaire.
Cuento escrito por Libertad para su sobrina Libertad.
CerrarVictoria Itatí Ojeda
Participante cursos UPAMI-UNPAZCuarentena
Eje temático: familia y afectos
Cuarentena
Es difícil tener una palabra nueva en el vocabulario “CUARENTENA”. Los chicos preguntaban “¿qué es eso?” al explicarles lo que significaba era todo un cuestionamiento:
_ ¡si me siento bien!
_ ¿por qué no puedo salir?”
_ ¿Por qué no puedo ir a la plaza?
_ ¿Puedo ir a la casa de mi amigo?
_ ¿Por qué me tengo que poner alcohol en gel y usar barbijo?
_ ¡eso es re feo!
_ no podés usar el vaso del otro
_ no tomes del mate de la abuela ¡mirá si la contagias!”
_ Lávate las manos con jabón, ventila la habitación, desinfecta todo.
En fín.. es algo raro, difícil, estresante y a la vez aburrido, todos en casa. Soy una persona con problemas de salud, así que no salgo, creo que en estos meses salí un par de días, me sentí rara con barbijo, distancia entre las personas para mí…no me acostumbro.
Espero que esta pandemia termine pronto ya me siento cansada, nerviosa, desconforme, triste. Todo es incertidumbre no solo por mí, por la familia, el barrio, la ciudad, hasta el país. No sabemos cuándo tendremos algo de normalidad, aunque creo que no será la misma de todos estos meses anormales que tenemos que vivir.
Ojalá pase pronto esto.
Victoria Itatí Ojeda, DNI 10.467.276, 68 años
CerrarMónica Alvarado
Vecina de José C. PazVivir en peligro
V I V I R E N P E L I G R O
Vivir en peligro
Incluir la palabra soledad.
Vacío de cercanías
Imposiciones externas
Rogar entender la obligación
Enojarte con lo que pasa
No es lo mejor
¿Pelear contra qué?
Escuchar y discernir
¿Limitarse, llegar hasta dónde?
Imaginar nuevas formas
Generar desde adentro
Rescatarse para rescatar
Otras formas ameritan hoy
Mónica Alvarado
CerrarMónica Alvarado
Vecina de José C. PazCatalina Flores
Estudiante Instrumentación Quirúrgica UNPAZ.Pandemia
La pandemia nos quitó muchas cosas.Nos quitó las reuniones con amigos, las comidas familiares, los encuentros con parejas, losmates con compañeros.Nos quitó experiencias, nos quitó tiempo.A algunos les quitó planes, a muchos otros sueños, y a unos cuantos, les quitó familia, lesquitó la vida.Pero si algo hemos aprendido a lo largo de la historia, es que las situaciones difíciles nosdejan grandes enseñanzas.Un único enemigo en común y todo un país luchando en su contra, juntos.La situación de emergencia sacó lo mejor de las personas en calidad de solidaridad;escuelas, comedores, organizaciones sociales, universidades colaborando para brindarservicio a la sociedad de forma altruista que demuestra, una vez más, que todos unidos noseremos vencidos.Innumerables voluntariados recorriendo el país entero desde Salta hasta Tierra del Fuego,innumerables personas cumpliendo la simple acción de estar presente, que en tiemposterribles, es el mejor acto de amor.De luto por nuestros hermanos que ya no están, sigue la lucha contra el virus, apoyando alos que siguen acá.Cuando el país se desarma, la gente se une, y con un estado presente y una comunidadaún más, se lleva adelante día a día, un día más de solidaridad.
CerrarDaniel Giampietro
Participante del Taller de dibujo y pintura monumental UNPAZ.
No lo hacen por deporte
En el corazón de B° Obligado, al sur de la ciudad de Bella Vista, Pdo.de San Miguel, están los “Pibes de Obligado”, o también conocidos en su página de facebook como “Obligado es de Boca” (siempre abierto). Es un grupo de pibas y pibes que desde hace varios años se juntan para seguir a su club, Boca jr.
Ellxs organizan salidas en micro a los estadios de futbol, festejos de aniversarios y logros del club. Si, son “hinchas de futbol”, y con todo lo cultural que esto tiene, pero su sensibilidad va más allá por el amor hacia su club. También organizan en el barrio la colecta de útiles para el comienzo de clases, hacen rifas solidarias a beneficio de algún amiguito que necesita audífonos, o buscan donaciones de juguetes para el día del niñx , es decir además de ser un grupo que se organiza para ir a la cancha, le dan otro sentido a su “organización”, siempre tuvieron la intención de colaborar con los más necesitados.
Con la llegada de la pandemia por Covid -19, la crisis fue en aumento. Estos son los momentos en que notamos la sensibilidad y empatía de algunas personas hacia su par y el plus de estar organizados. El sábado 9 de mayo los “Pibes de Obligado” prepararon su primera olla popular para todos los vecinos dando realmente un alivio a muchas familias. Desde esa primera olla, todos los sábados preparan comida para alimentar a mucha gente. Ya no pararon ni lo van a hacer, porque este estado de pandemia genera muchas cosas en la sociedad, a algunos les asusta, ya sea por temor a contagiarse o a quedar sin trabajo, y es lógico que esto suceda, pero a otrxs les potencia el sentido de compromiso social, y lo usan de la forma que saben o mejor pueden. En Los pibes del Barrio hay una voluntad de incidir en las personas en una acción comunitaria de apoyo y supervivencia, pero también es reciproco, ya que este colectivo está integrado por la misma gente, con más o menos necesidades que otrxs vecinos del barrio por lo tanto, conocen la crisis. En épocas de pandemia, los “Pibes de Obligado” dejaron el bombo y el redoblante, y tomaron el cucharon y la olla, y casi sin darse cuenta están construyendo otra sociedad.
Ante situaciones críticas, la actitud se transforma en una valiosa herramienta.
, CerrarBrisa Milagros Baldovino
Mundos dentro de mundos
"Mundos dentro de mundos"
El 13 de marzo del año 2020 a las 19:30 de la tarde nos reunimos los voluntarios en la parroquia del barrio como todos los viernes a preparar viandas para comenzar con "la guardia nocturna" ,una salida donde escuchamos y damos una mano a las personas sin hogar que nos cruzamos por el camino , nuestros recorridos iban desde San Miguel a Muñiz y a veces un poco más, eran las noches donde uno más compartía tanto con chicos como con grandes, anécdotas ,historias, risas, lágrimas y mucho amor, pero nunca nos imaginamos que esa sería una ultima salida del año, esa noche no nos cruzamos mucha gente , el coronavirus ya sembraba miedo y mucha gente era echada de ese lugarcito que tenía para la noche, la noche fue corta con un ultimo abrazo nos despedimos "hasta la semana que viene", el 20 de marzo del 2020 se declaro cuarentena obligatoria , nadie podía salir si no era por algo esencial, en ese momento supimos que el mundo que conocíamos ya no existía ,nos preocupamos por los chicos que ayudábamos en los comedores y por la gente sin hogar ,muchos tenemos padres y hermanos que son calificados como pacientes de riesgo y era muy difícil salir ,las dos semanas que transcurrieron se volvieron difíciles para el voluntariado padre hurtado, tuvimos que suspender las actividades, después de mucho discutirlo por whatsapp decidimos retomar ,"si salíamos antes para ayudar que esto no sea la excepción la gente sigue sin hogar y los barrios siguen en carencia" dijo uno de nuestros compañeros con más antigüedad, nos pusimos en marcha , nos organizamos en grupos reducidos, tomamos toda distancia ,siempre teníamos alcohol en gel barbijos y ganas de ayudar ,el primer problema fue reunir voluntarios, muchos dejaron por miedo otros no podían y los que quedamos con todos los miedo de llevarnos algo a casa seguíamos firmes ante esa gente que no tiene quien los ayude , lamentablemente las salidas nocturnas fueron descartadas por el horario y los permisos de circulación, pero aun así buscamos opciones, una señora nos brindo su hogar y abrimos un merendero que funciona todos los lunes miércoles y sábados donde la gente solo retiraba viandas que preparamos los domingos y así fuimos sumando días y donaciones , nos comenzamos a sumar a un montón de otras capillas a dar una mano y participar de proyectos como "ayudar a un mayor", pero nunca nos imaginamos lo que nos encontraríamos en los barrios, eran mundos distintos, extraños, parecían aislados de toda información como quedados en el tiempo todos los barrios eran distintos, en ese momento se nos presentó un segundo problema, tratar de hacerle entender a la gente que cuidarse era cuidarnos a nosotros, algunos barrios tomaban todas las medidas de seguridad, eran cuidadosos y a veces nos daban una mano, otros no creían en el virus ni que lavarse las manos era seguro, algunos no usaban barbijo porque les molestaba o por que se veían feos, en muchos otros las actividades y la vida cotidiana seguía siendo la misma ,en los barrios nos encontramos de todo tipo y fue donde nos tuvimos que poner firmes, investigamos en los barrios quienes eran las personas mayores que no tenían quien les busque la vianda para así poder asistirlo nosotros, comunicamos el uso de barbijo obligatoria y el ponerse alcohol en gel al entrar y al salir , enseñamos como lavarse las manos , muchos nos decían " eso es algo obvio" aunque uno no lo crea mucha gente no sabe cómo lavarse las manos ni cómo funciona el alcohol en gel, tomábamos la temperatura al entrar tanto en la gente como en nosotros, hablamos sobre la distancia social, comunicamos los síntomas del covid-19 y como debían hacer para cuidarse al entrar a casa y al salir , mucha gente nos agradeció otra dejo de venir ,cambiamos vidas y salvamos muchas otras, fue difícil pero no imposible, a veces nos desalentábamos pero éramos persistentes y así todo fue dando frutos, cada día se nos abrían más puertas y muchas cosas positivas que nos llenaban el alma, somos un grupo de voluntarios que no cobra ni espera nada a cambio, que a pesar de todo sigue con miedos e inseguridades pero sigue, extrañamos mucho los abrazos , las juntadas, los mates, los cumpleaños, las reuniones y ver a todos juntos, a pesar de la angustia y la frialdad con que esta pandemia nos trata siempre tenemos presente que al final nada será en vano...
Brisa Milagros Baldovino
CerrarMirta Noemi Ibarra
Participante cursos UPAMI-UNPAZLa efectividad de la peste
Eje temático: Comunidad, organización y solidaridad.
La efectividad de la peste
Estamos viviendo algo inédito en el mundo, algo que parece de ciencia ficción. Y a pesar de que han pasado cuatro meses de estar cumpliendo cuarentena, las autoridades gubernamentales y los expertos en epidemiología no saben - ni mucho menos nosotros -cuando va a pasar esta epidemia para poder retomar nuestra vida habitual, por lo que veo va a ser gradual y hasta que aparezca una vacuna.
En este tiempo, me he dedicado a buscar datos sobre el origen de este virus. El primer brote se detectó en el mercado de mariscos de Wuhan, China en diciembre de 2019. Según estudios de biólogos - muy autorizados- los virus infecciosos de las últimas décadas están muy relacionados a la cría industrial de animales en condiciones de hacinamiento, sometidos a aplicaciones de pesticidas.
La Organización Mundial de la Salud llamo la atención a las industrias de cría de animales: pollos, cerdos, peces y pavos; por la cantidad de antibióticos que usan, no tanto para prevenir enfermedades sino para que engorden más rápido. Creo que ésta Organización después de la pandemia tendría que poner seriamente en discusión el sistema alimentario agroindustrial por el bien de la Humanidad.
Por otra parte, todas las manifestaciones sociales que se estaban produciendo a escala mundial en reclamo de necesidades incumplidas de los hombres y mujeres- y que a todos nos conciernen- se han detenido. Al mismo tiempo, en todos los frentes de guerra de medio oriente los combates se han suspendido, la peste ha sido más efectiva que el propio consejo de seguridad.
Pensemos en profundidad en todo esto, sin dejar a nadie afuera!
Gracias a la Universidad de José C. Paz por permitirnos a los jubilados aportar nuestro granito de arena.
Mirta Noemi Ibarra, DNI 5.267.853, 74 años.
Estudiante UPAMI.
CerrarMirta Graciela Riquelme
Participante cursos UPAMI-UNPAZLa comunidad salesiana
Eje temático: Comunidad, organización y solidaridad
La Comunidad Salesiana
La humanidad está enfrentando un desafío enorme, 210 países están afectados, el enemigo es poderoso pero invisible. Los más afectados son los débiles: ancianos y personas sin hogar, los refugiados, las comunidades nómades o gitanas, las personas con discapacidad, las vendedoras ambulantes, las víctimas de las drogas, las minorías de género.
Las fuerzas de defensa de la pandemia son los médicos, las enfermeras y los trabajadores de primera línea, entre ellos los salesianos que ayudan en 134 países, en todas las razas, edades y culturas, diversos idiomas con una excelente educación y formación.
Don Bosco ha hecho esto otras veces, como por ejemplo en 1854 durante la epidemia del cólera o en el 2014 durante el brote del ébola en África. Grandes grupos de religiosos, colaboradores y jóvenes están ayudando en esta pandemia creando conciencia a través de la radio y videos, distribuyendo alimentos, elaborando materiales de protección, al frente de comedores comunitarios, brindando alojamiento durante la cuarentena, realizando acompañamiento espiritual y asesoramiento virtual…salvando vidas de todas las maneras posibles.
Ellos nos invitan a que nos unamos a esta fuerza defensiva, juntos debemos ganar esta guerra para defender la vida de lo más débiles y los niños que son la esperanza de una nueva generación.
Mirta Graciela Riquelme, DNI 12.457.780, 62 años
CerrarAna María Guerrero
Docente UNGSCovid 19, una tensión entre lo finito y lo infinito
Universidad de José C. Paz (UNPAZ)
Convocatoria “Historias de cuarentena”
Categoría: Textos (género, ensayo).
Título: Covid 19, una tensión entre lo finito y lo infinito
Autora: Ana María Guerrero
Profesora en Filosofía (Universidad Nacional de General Sarmiento)
Lugar: Villa de Mayo
Fecha: 26 de Julio de 2020
Covid 19, una tensión entre lo finito y lo infinito
"Para poder siquiera pensar el infinito dado sin contradicción se requiere de una facultad en el ánimo humano que sea ella misma suprasensible". Immanuel Kant, Crítica del Juicio. 1790.
Hace muchos días, ya no sé cuántos, un email de “Info graduados” aparece ante mí con la seductora idea de pensar y escribir sobre la singular experiencia planetaria que nos impone el Covid 19. El texto de la convocatoria dice: “Una crisis global que modifica nuestra vida cotidiana, nuestros vínculos afectivos, las costumbres, los modos de trabajar, el mercado. Nos obliga a parar y a pensar”.
Las sensaciones que acontecían al inicio de la cuarentena fueron tan versátiles y tan inaugurales, al menos para mi conciencia, que se me hacía difícil obligarme “a parar y a pensar”. La voluntad se vio erosionada. Un cierto aroma del sin sentido me asustó. El universo exterior, con todo su desorden y toda su imprevisibilidad e incertidumbre traspasó el umbral de la casa y se metió adentro.
En familia, reivindicamos la esencia comunitaria del ayllú. Un espíritu ancestral de refugio nos llevaba de manera autómata a ocupar todo el tiempo residual en objetivos de desinfección, pintura, poda, limpieza de cajones, ordenamiento de placares, despolvoreo de libros, descarte de cosas vencidas. Esa revuelta doméstica nos confrontaba desafiante con una cantidad vanal de objetos inertes que habíamos considerado tan necesarios hasta ese momento.
Las tareas cotidianas iban acompasadas por las emisiones de una radio amigable que nos mantenía atentos a sus flash informativos, actualizados cada treinta minutos. Hacia la noche escuchábamos con gran tensión el número de nuevos infectados y de muertos. Sé que está muy mal, pero los desorbitados números de muertos que ocurrían en Europa, nos fortalecían el espíritu frente al desafío nacional, vivido como una gesta patriótica, de vencer al Covid 19. Debo confesar que este entusiasmo iniciático, a veces me daba miedo. Me recordaba a cierto periodista, que en los tiempos de la Guerra de Malvinas, en su programa de televisión, proclamaba con gran énfasis: “¡Que venga el Principito!” Considero que el miedo está justificado. Nos han mentido tanto…
La doxa estaba al orden del día. Los sofistas, ahora encarnados en infectólogos, virólogos, psicoanalistas, filósofos, economistas, politólogos, sociólogos aparecían entre los panelistas de los programas de televisión intentando reflexionar sobre el virus, las consecuencias del confinamiento, el aplanamiento de la curva, las teorías conspirativas, las ventajas y desventajas de usar barbijo, los desabastecimientos del alcohol en gel, la suba injustificada del precio de los alimentos, entre otros. Por entonces, todo era muy confuso y dinámico. Las consignas que parecían inmutables eran: “lavate las manos y quedate en casa”.
Gratamente, una tarde, mi inercia mental fue sacudida por cierta reflexión a cargo del filósofo Darío Sztajnszrajber, quien curiosamente circulaba por todos los programas radiales y televisivos. Entre paréntesis debo señalar que celebro la abstención de Alejandro Rozitchner y su trencito de la alegría. La fuerza gestual y la claridad discursiva de Darío era emitida a través de una pantalla desde el estudio de televisión. De fondo se exhibía su biblioteca, escenario muy recurrente entre los intelectuales por esos días. La emisión desde los hogares tenía como objetivo señalar la importancia de “quedarse en casa”. Las bibliotecas de fondo, probablemente, funcionaban como un símbolo de autoridad frente al conocimiento de cada disciplina.
Darío explicaba que lo que estaba ocurriendo era lo que en filosofía se conoce como “situación límite”. Es decir, “son situaciones que ponen en evidencia nuestro carácter finito. O sea, lo limitados que somos […]. En casos como estos, la omnipotencia humana se resquebraja. La idea de individuo colapsa”.
Considero que esta situación, precisamente por su magnitud, no nos lleva a enfrentarnos con nuestra finitud. Aunque somos seres finitos, llevar constantemente al plano conciente este carácter sería una condición insoportable para la vida misma. No sólo por la inminencia de nuestra propia muerte, sino, y sobre todo, por la inminencia de la muerte de nuestros seres queridos. Sin lugar a dudas, a esto debemos sumarle que nuestra cultura occidental y el sistema económico (neoliberalismo en plena producción de consumidores) en el que estamos inmersos invisibiliza a la muerte, la niega y la repudia. Su fetichismo publicitario promueve a través de una amplia gama de productos antiage, una corporalidad joven y perenne, construyendo la frágil ficción de una eternidad. Esta eternidad, cristalizada en corporalidades longevas, paradójicamente hoy se ve azotada por una minúscula cadena de ácido ribonucleico devenido en el temeroso Covid 19. No obstante, y pese a todos estos devenires, intrínsecamente, los humanos sabemos que estamos arrojados al mundo para transitar un tiempo finito. Somos el dasain, ese ser para la muerte que conceptualizó Heidegger en su magistral libro, El ser y el tiempo (1927).
Por lo contrario a la idea de finitud, lo desbordante, inimaginable, incomprensible, confuso, irritable e inabarcable de la situación me conectó, y hoy con más fuerza, con la idea de infinito. Inmediatamente me recordó las reflexiones que Immanuel Kant realiza, en su Crítica del Juicio (1790), acerca de lo sublime. No tengo ninguna pretensión de rigor en este análisis, solo deseo evocar a la multiplicidad de sensaciones que durante mi formación de grado me provocaron esas lecturas.
En la § XXVIII, en la que Kant analiza las sensaciones de lo sublime dinámico de la naturaleza escribe: “Rocas audazmente colgadas y, por decirlo así, amenazadoras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan con rayos y con truenos, volcanes desencadenando todo su poder desvastador, huracanes que van dejando tras sí la desolación, el océano sin límites rugiendo de ira […]”. (Kant, 2007: 179). La magnitud de estos eventos podrían exterminarnos, aplastándonos como un insecto insignificante en una fracción de segundos. A pesar de ello, según Kant, la percepción estética de lo sublime sólo es posible si estamos al resguardo.
A diferencia de la magnificencia de los eventos relatados por Kant, la inconmensurabilidad de esta pandemia reside en la desvastación provocada por un organismo ínfimo, tan invisible y difícil de detectar, del mismo modo que es imposible encontrar un fragmento de mica dorada en toda la arena de un desierto. Para este caso, aparentemente, el refugio que nos protege de ese “enemigo invisible”, tal como se lo escucha nombrar, es nuestro hogar. Pero aquí también se abre una dimensión de lo infinito. En países como el nuestro donde la desigualdad es tan profunda, el hogar no es necesariamente una casa, ni una familia, ni siquiera un lugar seguro en términos materiales, sanitarios, afectivos, emocionales.
La tensión a la que nos expone la lectura kantiana es la que nos arroja a nuestros límites para el entendimiento. Según Kant, la “razón”, con su idea de totalidad exige que la “imaginación” entregue una “intuición” conforme a un objeto total. El problema es que, ante eventos de semejante magnificencia, la imaginación no puede cumplir con esa exigencia. La imaginación, sencillamente, fracasa. Es así que se abre frente a nosotros el abismo de lo indeterminado y eso nos angustia. La voluntad se deshace. Las agujas del miedo enloquecen sobre la brújula. El lenguaje se torna insuficiente, todo se vuelve inefable.
Sin embargo, no todo es tan pesimista, Kant dice que estas experiencias “…elevan las facultades del alma por encima de su término medio y nos hacen descubrir en nosotros una facultad de resistencia de una especie totalmente distinta, que nos da valor para poder medirnos con el todo-poder aparente de la naturaleza”. En consecuencia, esa falla, ese fracaso, permite exhibir el carácter trascendental del ser humano. Según Kant, esa trascendencia es posible ya que la libertad moral de la voluntad son superiores a toda magnitud o fuerza que la naturaleza pueda producir.
En este sentido, coincido con Sztajnszrajber cuando explica que. ante estas situaciones límites “el individuo colapsa”. ¿Colapsó el individuo alienado, de Karl Marx; el vigilado, de Michel Foucault; el endeudado, de Gilles Deleuze; el autoexplotado, de Byung Chul Han?
Esta tensión entre lo finito y lo infinito es lo que devela y desvela la fragilidad de nuestras propias facultades. Lo que aterroriza a la finitud es la cercanía de la muerte, mientras lo infinito, ante la indeterminación de lo completamente impensable, despoja al espíritu de su presunción con respecto al tiempo, lo desnuda, lo eleva y resignifica su sentido.
¿Será que deberíamos explorar esa trascendencia propia de la condición humana que nos permite experimentar lo suprasensible de la experiencia? Probablemente, este evento global nos esté brindando la oportunidad de reencontrarnos en nuestra esencia, reconocernos como especie (a la vez de natural) responsable de la naturaleza y de apelar por la construcción de una vida comunitaria y colectiva más equitativa y solidaria.
Bibliografía:
Heidegger, M. (1951) El ser y el tiempo, trad. José Gaos, México: Fondo de Cultura Económica.
Kant, I. (2007). Crítica del Juicio, trad. Manuel García Morente, Madrid: Tecnos.
CerrarMónica Alvarado
Vecina de José C. PazBarbijos
Sí, me la crucé varias veces por la calle. Digo sí, con tanta seguridad, porque tenía ese tapabocas colorinche y los pelos despeinados.
Soy viejo, me cuido mucho, nunca salgo sin barbijo, trato de salir poco, por el Covid, viste. Últimamente me atrevo a hacer algunas compras, fui al super cuatro veces, a ella vi por la avenida, como perdida. Un día tenía un abrigo muy costoso que no pegaba con el resto de su aspecto, yo iba en bicicleta, era muy llamativa y como estaba parada en el semáforo la pude ver con más detenimiento, me pareció conocida. Tenía los zapatos muy gastados y el pelo sucio. La vez siguiente íbamos hacia el mismo lado, por eso la vi de atrás, llevaba una bolsa de basura, de esas de consorcio aunada en el cuello a modo de capa sobre el mismo abrigo de siempre, había llovido y eso le sirvió para no mojarse. Al pasarla, me di vuelta para verla un poco mejor, ella bajó la cabeza, sólo pude verle el manchón colorinche tapándole media cara.
Hoy ella estaba sentada en los escalones de acceso del supermercado, con la mano extendida, esperando una limosna, estaba tarareando un viejo tema de los sesenta, una hermosa voz atrapada por el tapaboca, que la hacía más pastosa y grave. Me detuve un rato parado atrás de ella para que no me viera. El fraseo, y la forma de entonar, se me hicieron muy conocidos. Después de un rato entré a hacer las compras, con esa melodía tintineando en mi cabeza. Hasta que cuando estaba en la góndola de las frutas y al ver las frutillas, mi mente se iluminó y recordó a Lucy, nuestra cantante del grupo que tuvimos con Quique cuando éramos jóvenes, ella cantaba como nadie Strawberry field forever. Aquello duró sólo dos años, hasta que todos nos dispersamos, cada uno tomando diferentes rumbos. Pero sí, esa era la voz de ella.
Al salir, seguía cantando y pidiendo una ayuda para comer. Bajé los escalones y me quedé mirándola de frente. Cuando levantó la vista, vi aquellos ojos de antaño, grandes y expresivos. Ahora mostraban tristeza y al mirarme con desconcierto cambió la expresión, se volvieron agresivos ¿¡qué mirás!? me dijo.
Lucy, le dije. Soy yo Gustavo Galán, no te acordás, me bajé el barbijo para que viera mi cara completa, más vieja y con arrugas, supe que me reconoció porque desvió la vista y se paró, agarró sus paquetes y bolsas y se fue.
No quise llamarla ni seguirla, su mirada me había dicho que no debía hacerlo.
Mónica Alvarado / julio 2020
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