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Jueves 21 de Marzo, 2024
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La Especialización en Docencia Universitaria comenzó el ciclo lectivo con un panel sobre políticas de inclusión durante la democracia

La Especialización en Docencia Universitaria, formación de la Escuela de Posgrado de la UNPAZ que propone la construcción de nuevos conocimientos sobre las prácticas docentes y los procesos de enseñanza, dio inicio a su ciclo lectivo con la realización del panel “Políticas de inclusión durante la democracia”.

Con la presencia del rector Darío Kusinsky; la directora de la Escuela de Posgrado, Carolina Calvelo; y la directora académica, María Aleu, la actividad contó con la participación de Carlos Pérez Rasetti, director de la Especialización en Docencia Universitaria y Gabriela Diker, investigadora docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), como expositores centrales.

Tras dar la bienvenida a las/os estudiantes que se encontraban presentes en el salón auditorio de la Universidad y en distintos puntos del país, a través de la transmisión en directo por el canal oficial de la UNPAZ en YouTube, el rector hizo mención a la situación que atraviesa el sistema universitario nacional.

En este contexto, Kusinsky destacó “la importancia que tiene el Estado en la educación superior para poder pensar en estrategias de políticas públicas y estrategias de desarrollo que en definitiva tienen un impacto directo en el desarrollo de los pueblos”.

Por su parte, Pérez Rasetti describió las principales características de las políticas educativas que impactaron en la educación superior desde la recuperación de la democracia hasta nuestros días. 

“Cuando se recuperó la democracia en diciembre de 1983 -expresó el director de la Especialización- la política universitaria fue básicamente democratizar la universidad; ya en el el año 84 la cantidad de estudiantes fue mucho mayor que el año anterior:  se había acabado el miedo y había sido reemplazado por la gran esperanza de la democracia; además se habían eliminado el cupo que tenían las carreras y los exámenes de ingreso puestos durante la dictadura”.

“En el año 85 explotó la matrícula en todas las universidades nacionales; la universidad quería ser una institución para la sociedad en democracia y el Estado quería que la universidad sea una institución en la democracia”, sintetizó Rasetti. 

Al avanzar en la línea histórica, Rasetti se refirió a la política del gobierno de Carlos Menem hacia las universidades “ahora ya no estábamos en un Estado benevolente que consideraba que la universidad era necesaria; esta nueva política dice que no es eficiente una universidad que no tiene las respuestas que la sociedad está necesitando y por lo tanto es necesario intervenir a través de políticas de financiamiento de proyectos”.

Esas políticas generaron lo que Rasetti denominó “atomización” ya que el financiamiento no siempre lo recibieron las instituciones que “más problemas tenían sino las que estaban en mejores condiciones de ganar porque “si yo tengo los mejores profesores los que tienen posgrado los que son investigadores le gano al que en realidad tiene las dificultades que hacen que en realidad necesite más el dinero”, dijo.

En esa etapa también “se habilitó la creación de universidades privadas, algo que estaba suspendido desde el año 73 aparecen unas 20 instituciones que además se creaban sin evaluación previa porque no había un mecanismo de control”, agregó.

En un rápido repaso por los acontecimientos que marcaron a las universidades a lo largo de cuatro décadas, Rasetti recaló en el año 2000 cuando se terminó afianzar lo que llamó “la vecinalización de la universidad, una universidad que se hace vecina de sus nuevos alumnos,  alumnos que no hubieran ido a estudiar a las universidades si eso significaba viajar todos los días una o dos horas o mudarse a otras localidades”.

“El gran cambio que se da en la relación entre la universidad y el estado sucede con la aparición del gobierno de Néstor Kirchner, ahí lo que cambia es que el financiamiento dejó de ser concursable y se convirtió en una política universal”, indicó Rasetti para describir un mecanismo que devolvió a las universidades la posibilidad de ser copartícipes del desarrollo de  políticas públicas. 

Gabriela Diker, entre tanto, reflexionó sobre las diferentes formas en las que se pensó a la igualdad educativa a lo largo de estos 40 años y se preguntó por la eficacia de la democracia en la resolución de estas desigualdades.

Con el retorno a la democracia, “el concepto de democratización condensaba muchos sentidos: se hablaba de la democratización de la vida escolar,  de la democratización de la toma de decisiones sobre la educación y de la democratización del gobierno de las escuelas y del sistema educativo”, sintetiza Diker.

En este contexto, “las primeras medidas de la democracia tuvieron que ver con democratizar la vida escolar como por ejemplo la puesta en funcionamiento los centros estudiantes, se habilitó la escolarización conjunta de varones y mujeres y -entre otras medidas-  se volvió a autorizar el funcionamiento de las cooperadoras”.

También -apuntó Diker-  “con el modo en que se tomaban decisiones se llamó al Gran congreso pedagógico nacional en el año 1984 para habilitar la participación de toda la sociedad en la toma de decisiones educativas”. 
Ya iniciada la década del ‘90 se pone en discusión qué significa democratizar la educación;  “la investigación empieza a mostrar que el acceso a circuitos educativos de igual calidad y recursos no garantiza la igualdad ya que no logran compensarse así las desigualdades de origen incluso”, resaltó Diker.

“El discurso internacional en esta época sale de este problema conceptual y político con el concepto de equidad y se instala en las políticas la hipótesis de que hay que ofrecer a distintos sectores sociales y grupos culturales una educación ya no igual sino más adecuada a sus particularidades y necesidades”.

En este marco nacen las políticas compensatorias en las que “el problema  se desplaza de la oferta educativa y se coloca en los alumnos” en quienes “se hace necesario” compensar las desigualdades socioeconómicas.

Cuando en el año 2001 se empieza a hablar de la infantilización de la pobreza las políticas compensatorias dan lugar al surgimiento del concepto de inclusión que “se sostiene en hipótesis muy similares a las de la educación compensatoria porque él también pone el acento en los atributos diferenciales propios de un sector poblacional que es el que se define como excluido”.

A modo de corolario, Gabriela Diker despejó el interrogante que había planteado al comienzo de la charla sobre los resultados de la construcción en un contexto democrático  de una educación más igualitaria. 
“Con avances y retrocesos en las políticas sin ninguna duda la educación argentina es más igualitaria hoy que en los inicios del período democrático”, afirmó Diker. 

A modo de ejemplo, “la extensión de la obligatoriedad escolar pasó de 7 años a 14,  la población universitaria pasó de medio millón más o menos en 1983 a 2 millones aproximadamente en la actualidad; en 1980 un 4% más o menos de la población la Argentina nunca había pasado por una escuela ese porcentaje hoy es más bajo que uno; solo el 30% de los jóvenes tenía título secundario hoy en día tienen título secundario dentro de la población entre 18 y 24 años el 70%; tenemos educación sexual integrada en las escuelas y tantas otras cosas”, subrayó Diker.

“Fueron años en los que hemos avanzado sin ninguna duda hacia la democratización,  la inclusión y la mejora en la garantía de derecho. Hoy tenemos una puesta en discusión ya no en torno de qué política educativa podrá generar más efectos de igualdad sino una discusión en torno de la igualdad como principio; hoy tenemos un estado nacional que no tiene en su horizonte ni como propósito la producción de condiciones igualitarias de ejercicio de un derecho”, concluyó.