No es posible concebir las aristas más modernas y revolucionarias de Mayo de 1810 si se excluye la figura de este abogado, periodista y político, nacido el 23 de setiembre de 1778, egresado del Real Colegio de San Carlos, y doctorado en Teología y Derecho en la Universidad de Chuquisaca, en el Alto Perú. Mariano Moreno fue el principal ideólogo de la Revolución y destacado integrante en la  Primera Junta. Su sólida formación intelectual y sus ideales libertarios e indianistas le permitieron abrirse a las ideas de J. J. Rousseau, Diderot / D’Alembert y Montesquieu, entre otros.  En 1809 escribió la llamada Representación de los Hacendados, defendiendo la libertad de comercio, que era reclamada por los ganaderos del Río de la Plata, para comerciar directamente con Inglaterra y otras potencias europeas. La redacción de este documento lo pone en contacto con los sectores revolucionarios, que venían formándose desde las Invasiones Inglesas. Por ello será propuesto para ocupar el cargo de Secretario de la Primera Junta. Desde ese cargo, impulsó la creación de una biblioteca pública y la circulación del periódico la Gazeta de Buenos Ayres, órgano oficial de la revolución en el que, como periodista, escribió con pasión, másallá de toda objetividad.Por acción de la traducción directa del original francés de Moreno, le cabe a Buenos Aires el mérito de haber sido la primera ciudad donde se publica (y circula por breve tiempo también libremente) libremente El Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau, libro clandestino en casi toda Europa en versión castellana: se trata de la edición de la Real Imprenta Niños Expósitos que el mismo Moreno ordena siendo Secretario de la Junta Gubernativa.

En agosto de 1810 presentó a la Junta de Gobierno el llamado Plan Revolucionario de Operaciones, donde proponía promover una insurrección en la Banda Oriental, seguir fingiendo lealtad a Fernando VII para ganar tiempo y expropiar las riquezas de los españoles para conseguir así la independencia absoluta de la patria. La oposición de Cornelio Saavedra y el apoyo conservador mayoritario que este tenía dentro de la Junta propiciaron su renuncia a la misma en diciembre de 1810. Viajó a Europa con la misión de comprar armamentos para la causa patriota y allí, en alta mar, falleció en circunstancias oscuras el 4 de Marzo de 1811, a los 33 años,  habiendo actuado públicamente sólo siete meses de su intensa vida militante.