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“HISTORIAS DE CUARENTENA”, eje temático: “Familia y Afectos”, Autora: Giusti MariaInés, Estudiante de Abogacía, UNPAZ.

Los mates de Mamá

Llegó el día, es el único examen que le van a tomar de forma oral. El resto fueronescritos y, hasta ahora, todo aprobado. Pero es la segunda vez que cursa estamateria, y ya conoce al profesor, sabe lo que le espera. “​Se nota que sabes, pero tefalta aprender a expresarte​” le dijo la última vez.Hace dos días que no duerme, dando vueltas en la cama, imaginando situaciones,pensando qué le puede llegar a preguntar.Se levantó bien temprano a repasar.

No quiso ni desayunar. No sabe a qué hora leva a tocar a su grupo. Se acuesta, se sienta, da vueltas por la habitación revisandola pagina cada 5 minutos por miedo a que no le haya llegado la notificación.Empezó. Llaman al primer grupo. Habla con sus compañeros. Todos charlan, muynerviosos, repasan temas, resuelven dudas, se apoyan y dan ánimos. Ningunodurmió bien. Pero no importa, vamos a esperar. Una hora y media después, elprofesor llama a otro grupo. Hay que esperar.Llega el mediodía, y aún nada. Empiezan a pasar los vendedores ambulantes ypersonas pidiendo alimentos. La situación está difícil desde que empezó lacuarentena.

Los perros ladran. El vecino, que está arreglando su casa, comienza agolpear la pared. “​Dios!, con este ruido va a ser imposible​”, el nudo en el estómagootra vez. Hay que esperar.Tiene que comer algo, pero no puede probar más que unos cuantos bocados. Ya noda más del cansancio. “​Si hubiera sido escrito como los otros integradores, ya lohubiera hecho hace horas​”...piensa. Hay que esperar.

El dolor de cabeza aumenta con el paso de las horas, y los mareos por el sueño y elhambre son más intensos, pero no puede moverse de al lado de la computadora. Sino se conecta cuando la llaman le queda ausente. No vale quejarse, hay queesperar. Con el ruido del vecino, con el ladrido de los perros, con la ventana cerraday a oscuras para tratar de que haya menos ruido. “​Así no se puede”,​ piensa. Lossentimientos y la angustia se acumulan.

Hay que esperar.Son las cinco y media.”​Hice mate, ¿querés​?” dice su mamá, golpeándole la puerta.Hace más de 7 horas que está esperando y no hay noticias, no hay horario, no sabecuándo le va a tocar. No comió, ni durmió. Las lágrimas en los ojos por la bronca,por la espera, la incertidumbre, el dolor de estómago por los nervios acumulados.El primer mate calentito le quita el frío, “​ya está, lo das en diciembre​” piensa ydecide dejar de esperar. “​Hasta acá llegué”.Abre la ventana para que entren unos rayitos de sol y un poco de aire en lahabitación. Una charla con mamá, un mate calentito, y el mundo vuelve a brillar...Decide secarse las lágrimas, respirar hondo, dar por terminado el cuatrimestre,cerrar la computadora y declararse ausente. Dió todo lo que pudo dar.A veces, hay que priorizar y​​los mates no se negocian.

Giusti MariaInés