UNPAZ NOTICIAS

Fecha
Tags

10 de Junio de 1956: fusilamientos de José León Suárez

El golpe de Estado autodenominado como “Revolución Libertadora”había derrocado a Perón e instaurado un régimen cívico militar, y desde noviembre de 1955 estaba encabezado por Pedro E. Aramburu y el almirante Isaac Rojas, quienes aspiraban a profundizar la desperonización del país. Las garantías consagradas en la Constitución de 1949 quedaron eliminadas y se aplicó el decreto 4161, que prohibía mencionar a Perón y exaltar los símbolos del justicialismo depuesto. Se persiguió a todo el movimiento obrero y se obligó a los trabajadores a aumentar la producción mientras se congelaban sus salarios. Ese contexto generó un clima de creciente malestar entre la clase trabajadora y constituyó el caldo de cultivo de la rebelión que encabezarían los generales Juan José Valle y Tanco, secundados por los coroneles Oscar Cogorno, Alcibíades Cortínez y Ricardo Ibazeta.
Pero este movimiento estaba infiltrado por agentes del gobierno, que el 8 de junio ordenó numerosas detenciones entre gremialistas y activistas con el propósito de restarle sustento social al pronunciamiento. Aramburu decretó la Ley marcial y la pena de muerte, para acabar así con las resistencias a su gobierno.
Mientras la sublevación comenzaba en distintos puntos del país, en una casa de la localidad bonaerense de Florida, en el Gran Buenos Aires, fueron detenidos varios civiles, que se aprestaban a facilitar respaldo operativo a la rebelión.  En la madrugada el teniente coronel Desiderio Fernández Suárez, al mando de la Policía de la provincia de Buenos Aires, le ordenó al comisario Rodolfo Rodríguez Moreno fusilar a los detenidos de Florida, que se encontraban en una comisaría de San Martín. Los 12 detenidos fueron llevados a los basurales de José León Suárez, donde cinco fueron asesinados por las balas policiales y los otros siete lograron escaparse. En la mañana, un tribunal militar realizó un juicio sumario a militares sublevados. 
Aramburu elaboró una lista de 11 militares rebeldes que horas más tarde fueron pasados por las armas. Ante la muerte de sus camaradas, Valle, escondido en una casa de la calle Corrientes, decidió entregarse a condición de que se detuviera la represión. El general peronista fue conducido al Primer Cuerpo de Ejército, en Palermo, donde tras un juicio sumario se lo condenó a morir frente a un pelotón de tiradores. Valle fue asesinado el 12 de junio, pasadas las 22, en la Penitenciaría ubicada en la calle Las Heras, sin que medie una orden de ejecución escrita. Por su parte, Tanco se refugió en la embajada de Haití, pero el coronel Domingo Cuaranta irrumpió en la delegación diplomática y lo secuestró a punta de pistola. Frente a las protestas del diplomático caribeño Jean Briere, el Gobierno se vio obligado a respetar el derecho de asilo y le permitió al general volver a la delegación.
Días después, en un café de La Plata, un periodista interrumpirá su partida de ajedrez al escuchar una frase inquietante: “Hay un fusilado que vive”. En base a ese rumor, Rodolfo Walsh dio con Carlos Livraga, y con su testimonio el periodista reconstruyó la historia de los fusilados de José León Suárez y plasmó sus padecimientos en el libro “Operación Masacre”.