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Martes 20 de Octubre, 2020
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José C. Paz: Ciento veintitrés años construyendo la identidad de un pueblo. Veintiséis años de gestión autónoma

Por Alberto Julio Fernández, subsecretario de Relaciones con la Comunidad de la UNPAZ.

Hace 123 años estaba naciendo un pequeño pueblo con media docena de casas en el triángulo formado por el Camino San Fernando, actual Avenida Hipólito Yrigoyen, y las vías de ambos ferrocarriles, entonces Buenos Aires al Pacífico y Central Buenos Aires, que al nacionalizarse pasaron a denominarse General San Martín y General Urquiza. Alrededor del poblado campos sembrados, chacras, tambos, campos de pastoreo y quintas. En total 603 habitantes en todo el actual territorio. Había una escuela rural y otra en el naciente pueblo, una estación ferroviaria a un kilómetro, “Piñero”, y una casa que le fue dando identidad al paraje, en cuya cornisa se leía en letras de cemento “Villa Altube”, que era el casco de un pequeño establecimiento rural. Desde 1891 los vecinos identificaban su lugar de residencia con ese nombre. Avanzado el año 1897 fueron convocados para ponerle nombre a ese pueblo naciente, hubo una propuesta “Villa de la Misericordia”, pero los vecinos optaron por “Villa Altube”, como signo de identidad ya arraigado. Así nació esta localidad en 1897.

Desde 1889 el territorio estaba circunscripto dentro de los límites del partido de General Sarmiento, con anterioridad el 90% había pertenecido al partido del Pilar y el restante 10% al de Moreno.

Pueblo naciente con mil carencias, la unidad de los vecinos irá dando sus frutos: en 1906 consiguieron la estación ferroviaria, a la que autoridades le pusieron el nombre de “Arroyo Pinazo”, segundo nombre del pueblo. Inmediatamente el loteo alrededor de la estación, cuatro barrios –Villa Altube, Villa Germano, Villa Iglesias y Centenario– y una zona de quintas. Fruto de la unión del esfuerzo pueblerino se crearon y se lograron la sociedad de fomento, la estafeta del correo, el destacamento de policía, el registro civil, los clubes con sus bailes y prácticas deportivas, la sociedad cosmopolita de socorros mutuos, las romerías, el periódico, el grupo de teatro, entre otros
Una población que crecía con fuentes de trabajo en la zona: una treintena de comercios, fábricas: una textil, otra de tabaco, la de conservas enlatadas y dos de monoplanos, algunos hornos de ladrillo; el ferrocarril con sus talleres de mantenimiento de máquinas y su vivero forestal; y el campo que con su producción agropecuaria ocupaba a un buen número de la población

En 1913, un nuevo nombre al pueblo que a partir del 13 de julio pasa a llamarse “José C. Paz”, cambio que afirmaba la identidad: un pueblo de trabajadores, nativos y migrantes, que unidos se esforzaban para conseguir los adelantos necesarios. Telégrafo, luz eléctrica, teléfono, los cultos religiosos, reparación de calles, construcción de veredas, paso de piedras en las esquinas; todo fruto del esfuerzo mancomunado del vecindario con un estado municipal escasamente presente.
Pasaban los años y como todo pueblo rural fue creciendo lentamente. En 1930 las dos primeras obras públicas: el asfalto de la Ruta 197 desde el Cruce con la Ruta 8 hasta la estación, entrando el primer colectivo que unía José C. Paz con San Miguel, y el primer edificio escolar, el de la actual Escuela N°2, entonces N°5, después de 40 años en un local alquilado; mientras que la Escuela Primaria N°1, antes N° 4, seguirá alquilando local. En 1935 se logró la finalización de la escolaridad primaria en el pueblo; hasta entonces se cursaba hasta 4° grado y los dos restantes en la Escuela N° 1 de San Miguel. En 1941, se inauguró el primer centro de salud: la casa de Auxilio, totalmente levantado por el vecindario.

A partir de 1946 comenzó un proceso de transformación con los nuevos flujos de población, provenientes del interior como así también los extranjeros de post guerra, lentamente ira desapareciendo el campo para transformarse en barrios, carentes de todo servicio. Se abrían las calles, se amojonaban los terrenos y nada más, el resto surgía por obra y cuenta de los vecinos: el mismo proceso que cuando surgió el pueblo, creaban la sociedad de fomento, traían la luz eléctrica, levantaban la escuela, hacían los zanjeos de las aguas pluviales, construían las veredas y los refugios en las paradas de colectivo.

A partir de 1947 se produjo una fuerte presencia del Estado a través de la obra pública por medio del Plan Quinquenal: se asfaltaron 115 cuadras con “makadan”, se levantó el edificio escolar para la Escuela N°1 que ya tenía 60 años de antigüedad; surgieron 3 barrios de chalecitos construidos mediante los créditos de Banco Hipotecario, uno de ellos con agua corriente; se remodeló a nuevo la plaza General Belgrano, se plantaron árboles en todas las cuadras, la Municipalidad asignó una máquina para el abovedamiento de las calles de tierra, pasaba el camión regador, comenzó la recolección de residuos en una chata tirada por un tractor…
Van surgiendo nuevas fuentes de trabajo: fábricas de tejas coloniales y ladrillos huecos, de ensamble de coches, una fundición, la de ejes, de electrodomésticos, otra de azufre, además infinidad de industrias más pequeñas de autopartes, calzado y artículos de cuero, dulces y golosinas y talleres de confección de ropa. Muchos vecinos iban a trabajar en bicicleta. Por primera vez, las familias de los trabajadores podrán disfrutar de las vacaciones, yendo a los complejos vacacionales construidos por el Estado Nacional o los sindicatos, por supuesto en tren y en vagones de segunda clase, que eran más económicos.

Nuevos clubes para el tiempo libre y el esparcimiento, las colectividades irán fundado sus instituciones: el Club Italiano, el Círculo Cultural Portugués “Nossa Señora de Fátima”, el Centro Polaco “Poznan”, la Asociación Japonesa Sarmiento, la comunidad Croata en el Barrio Vucetich, el Equipo de Pastoral Paraguaya sumadas a la Sociedad Española e Italiana de San Miguel.

Por tres años, entre 1952 y 1955, el pueblo se llamó “Manuel de Pinazo”.
Dado el crecimiento poblacional, seguían las carencias, no había centro de salud del estado, las escuelas funcionaban en cuatro turnos, los cortes de luz eran frecuentes, la recolección no se realizaba en todo el territorio, las obras de infraestructura prácticamente inexistentes.

En la década del sesenta, viendo la postergación que seguía teniendo José C. Paz en cuanto a la presencia del estado municipal, a pesar de ser la localidad que por su industria era la que más aportaba económicamente al municipio, comenzó a gestarse el primer intento de independencia, quedando conformada en una asamblea de vecinos muy concurrida la primera comisión pro-autonomía municipal. Puesto manos a la obra, había que dar un primer paso, no contaba con una ciudad cabecera. Se presentó la documentación solicitada y el 10 de diciembre de 1965 por medio de la Ley Provincial 7154, José C. Paz fue  elevada al rango de ciudad, realizándose los actos el 20 de marzo de 1966 con la presencia del gobernador provincial. El golpe de estado de junio de 1966 cajoneó este primer intento de autonomía.

Fueron las décadas del sesenta y setenta de redoblado esfuerzo comunitario, conformándose el Centro de Comerciantes e Industriales, se logró la instalación de los dos primeros bancos, uno privado y uno estatal; se obtuvo el ingreso al sistema telefónico de telediscado, construyendo el vecindario la central telefónica; las instituciones locales conformaron la Federación de Entidades de Bien Público, con un trabajo intenso en el campo educativo para que la población de José C. Paz no tuviese que desplazarse para estudiar: se crearon varias escuelas primarias para volver a funcionar en dos turnos, el primer jardín de infantes estatal; la primera escuela secundaria, la Nacional de Comercio; una escuela de formación profesional; la Escuela Técnica N° 1, la Escuela de hipoacúsicos, lográndose además que el Centro Regional General Sarmiento de la Universidad Nacional de Luján esté ubicado en José C. Paz. Todos los establecimientos funcionando en locales levantados por la comunidad o en instalaciones ya existentes de entidades barriales, que aseguraban la permanencia del niño-joven para formarse en José C. Paz. Otro campo de trabajo intenso fue el de la salud, varias sociedades de fomento instalaron sus salas de auxilio para asistir al vecindario. Además hubo una gran actividad socio-cultural-deportiva a través de instituciones que se fueron fundando como el Coro Polifónico, el Karting Club, el Ateneo Artístico y Cultural El Hornero, el Centro de Radioaficionados, el Instituto Belgraniano, la Peña Pancho Ramírez, el Centro Tradicionalista El Fiador, el Club de Leones, el Rotary Club y el Círculo de Ajedrez. Cada marzo se celebraba la “semana de José C. Paz” recordando su elevación al rango de ciudad.

El golpe de estado de 1976 sembró el miedo entre los habitantes, las requisas diarias en los colectivos, o al descender del tren; por las casas, los desaparecidos, la política liberal económica que llevara a la desaparición de muchas fuentes de trabajo, transformándose José C. Paz en una ciudad dormitorio. A pesar del peligro en tiempos de represión, las instituciones no bajaron los brazos: cuidaron de los refugiados chilenos alojados en José C. Paz, se reclamó por el no cierre de la Universidad de Luján con petitorios, huelga de hambre y hasta peregrinación de estudiantes a Luján; también alzó su voz cuando se cerró el registro civil por la reestructuración del estado; se golpearon puertas pidiendo por los desaparecidos, se quemaron libros. Transcurrieron dos acontecimientos en este tiempo, el Mundial de 1978, cuando se alojó la selección Nacional en José C. Paz, lo que permitió momentos de algarabía de la población saliendo a saludar el paso del micro por las calles de la ciudad; y la Guerra de Malvinas en 1982, con más de un centenar de convocados, donde se puso de manifiesto la solidaridad haciendo festivales, colectas para mandar alimentos y abrigo, cartas y chocolate para mitigar el frío a los soldados; las clases de defensa civil en las escuelas, especialmente con el ruido del despegue y aterrizaje de los Mirage en la lindante Base Mariano Moreno, que llevaba a los docentes a suspender momentáneamente las clases y poner a los alumnos a resguardo bajo los pupitres.

El retorno a la democracia trajo una mayor presencia del estado creando escuelas y construyendo edificios, el tendido de la red de gas natural, el primer hospital público. Nuevamente los deseos de autonomía, como se decía entonces “seguíamos siendo el patio trasero de General Sarmiento”, surgiendo en 1984 la Comisión Pro-autonomía Municipal en asamblea de vecinos, que elaboró un proyecto para dividir a General Sarmiento en dos nuevos municipios, con cabecera en San Miguel y José C. Paz respectivamente; intensas gestiones antes las autoridades locales logrando su apoyo, idas y venidas a La Plata, pedidos de audiencia ante las autoridades provinciales, presentación del proyecto. A la par, la población seguía su ritmo de crecimiento, pero cada vez con menos fuentes de trabajo en la zona, con muchas necesidades de infraestructura y de servicios en los distintos barrios que ya eran más de setenta.

Llegó 1994, año de la autonomía municipal, pero con un proyecto impulsado desde la Provincia, dividiendo a General Sarmiento en tres nuevos municipios. En el reparto José C. Paz perdió un sector territorial productivo sobre la Ruta N° 8, pasando a ser el distrito con más carencias y necesidades de los tres creados, podemos afirmar el más pobre, con una característica única en la provincia: un distrito con una sola localidad, José C. Paz, dividida entonces en 72 barrios.

El 12 de diciembre de 1995, asumió el primer gobierno municipal electo, que encarará algunas obras necesarias, pero que finalizó el período con un distrito en llamas. 
Nuevas instituciones fueron surgiendo en estos años, entre ellos el Museo Histórico de José C. Paz, con su tarea de investigar el pasado, reconstruir la historia y divulgarla, entidad que fue logrando su lugar en la comunidad cumpliendo su misión. 
Tiempos de crisis económica donde comenzaron a jugar un rol fundamental las organizaciones sociales en todo el territorio, implementando merenderos, comedores, jardines maternales, apoyo escolar, contención familiar, radios FM, murgas y muchas cosas más de acuerdo a las necesidades de cada barrio.

En 1999 asumió en medio de esa crisis el segundo gobierno municipal, con la visión desde de La Plata de que José C. Paz no era un distrito viable y con la intención de dividir el territorio entre los dos distritos vecinos. Se trabajó contra reloj y José C. Paz pasó a ser un distrito viable, comenzaran a inaugurarse obras, a dotar a la población de servicios, a brindar la ayuda necesaria a la población en medio de la crisis socio-económica del 2001, se estatizaron servicios como la recolección de residuos que posibilitó una disminución en el gasto público, se creó la constructora municipal para abaratar el costo de las obras, se puso en marcha la fábrica municipal… todas medidas que crearon fuentes de trabajo. Se terminó el segundo período de gobierno municipal en el 2003, con un cambio de paradigma “José C. Paz es un distrito viable”, gracias al compromiso y labor de la dirigencia, acompañado por el esfuerzo de la población.

A partir del 2003, la políticas públicas implementadas desde el Gobierno Nacional llevaran a José C. Paz a crecer en infraestructura con mano de obra local: edificios escolares, asfaltos, obras viales, luminarias, canalización de cursos de aguas, desagües pluviales, servicio de emergencias médicas, hospitales, complejos habitacionales, mercado concentrador… Muchas obras que fueron dando respuesta a las necesidades poblacionales, surgiendo nuevos desafíos, nuevas necesidades.

En el 2009 se dio un paso trascendental que cambiará el futuro de los paceños, después de seis años de intensa labor de la Municipalidad tramitando y construyendo el edificio con fondos y mano de obra propia, el Congreso Nacional creó la Universidad Nacional de José C. Paz. Al abrir sus puertas la Casa de Altos Estudios en el 2011, muchos adultos pudieron concretar su sueño postergado, el de ser profesional, ya sea por motivos económicos, de distancia y de tiempos; a los jóvenes que concluían su secundario se les abrió la posibilidad de la Universidad al alcance de la mano, a la cual pueden llegar caminando, en bicicleta, en el servicio público de pasajeros desde cada barrio. Universidad que no solo permitió y permite obtener un título profesional, sino que es un factor de promoción social, de superación e igualdad de oportunidades, una nueva fuente de trabajo para la comunidad paceña, y un servicio prestado con generosidad paceña a los pobladores de los distritos vecinos.

Después de un tiempo de meseta, en el 2015 comenzó nuevamente otro período de obras, en esta oportunidad con una mirada profunda hacia el campo de la salud: en poco tiempo y construidos con fondos municipales, fueron inaugurándose los hospitales de Traumatología y Rehabilitación, de Alta Complejidad y Diagnóstico, el Cardiovascular y Metabólico, de La Mujer y Niños, el Oncológico, el Odontológico, el Oftalmológico y el de Salud Mental; hospitales que podrán contar en un futuro cercano con profesionales formados en la facultad de Medicina y Ciencias Médicas que está construyendo el Municipio, en el antiguo predio del “vivero ferroviario”,  como afirma el intendente una “facultad para todos”.

Hemos recorrido sucintamente 123 años de historia de un pueblo llamado “Villa Altube”, “Arroyo Pinazo”, “José C. Paz”, “Manuel de Pinazo” y nuevamente “José C. Paz”, y de un joven distrito con mucho andar en su cuarto siglo de vida, el de “José C. Paz”; un pueblo y un distrito con una identidad particular, la que le fueron dando sus moradores, las instituciones y los dirigentes a lo largo de los años, porque cada uno, con su tiempo, su dedicación, su esfuerzo, su generosidad, su creatividad, o simplemente con su presencia le fue dando una impronta: “una historia realizada por todos y por cada uno desde su lugar.

Quisiera finalizar con un homenaje a tantos hombres y mujeres que a lo largo de su vida moraron en José C. Paz, quienes nos fueron legando el amor al terruño y el compromiso para ser artífices de su progreso.

¡Feliz aniversario Ciudad y Partido de José C. Paz!